Apesar de um sentimento comum, comum e banal no sentido natural e intrínseco à própria existência dos homens e mulheres, o amor é, igualmente, um sentimento complexo, a lucidez confunde-se com o desvario, o desejo enreda-se na ternura, as certezas nas inseguranças, a felicidade no medo da perda

(...) después de la primavera va el verano; después del trueno, el relámpago; después de "gracias", "de nada"; pero no siempre después de "te quiero", va "y yo a ti". A veces, después de "te quiero", va "pues yo no". Y no hay forma de decirlo sin arrugar para siempre el corazón de alguien.

No creo en absoluto que puedas sentir amor por alguien que no seas tú. Aunque confío en mi padre ciegamente y si dice que “me amas”, le creeré. No te has ganado mi desprecio. Solo se odia a quien se ama en verdad, así que puedes prescindir de mi odio. Feliz eternidad en el infierno, malnacido”.

Todos consideramos impensable que el amor de nuestra vida pueda ser algo leve, sin peso; creemos que nuestro amor es algo que tenía que ser; que sin él nuestra vida no sería nuestra vida. Nos parece que el propio huraño Beethoven, con su terrible melena, toca para nuestro gran amor su «es muss sein!».

- ¿Recuerdas lo que significa este punto del centro? (...) Soy yo: tu eje, tu principio y tu fin, tu amor, tu vida (...). Y lo seré siempre. Está escrito aquí, y en los posos de café, y seguramente está escrito en todos los sitios imaginables. Eres mía y nadie nos separará jamás.

A veces nos vamos para tratar de encontrarnos. Al hacernos mayores nos perdemos. No sabemos qué hacer con tanta sabiduría. Preferiríamos que nos lavaran y quedar desnudos frente a la intemperie de la ignorancia. El problema de la edad es que, de repente, todo deja de sorprendernos, y es en la sorpresa donde está la vida.

Me enamoré de él. Pero no solamente estoy con él por defecto, como si no hubiera nadie más disponible para mí. Estoy con él porque lo elijo, cada día que me despierto, cada día que peleamos o nos mentimos el uno al otro o nos decepcionamos. Lo elijo una y otra vez y él me elije a mí.

No seu quadragésimo terceiro ano de vida, William Stoner aprendeu o que outros, muito mais jovens do que ele, tinham aprendido antes de si: que a pessoa que amamos no início não é a mesma pessoa que amamos no fim, e que o amor não é uma meta e sim um processo através do qual uma pessoa tenta conhecer outra.

La vida está hecha de fragmentos, y a duras penas uno logra reunirlos. Nada, ninguna relación es completa. Nadie lo es todo para nadie. El amor completo es una invención retórica, una forma de expresar algo mucho más confuso y elemental y que por comodidad o necesidad de estilo bautizaronn así los románticos.

¿Pero cuándo el amor es propiamente amor? ¿Puede uno amar a quien le acompañó por una hora? ¿Por dos horas, dos meses, dos años, dos minutos? ¿Se ama a quien se conoce, justamente por eso, o es quizás al revés: conocemos para desconocer, y así poder amar sin el estorbo de la realidad?

—Podrías esconderte, vivir... como ellos... podrías. —Comienza a costarme resistir, en ocasiones me olvido y siento el dolor... Eso no es lo que quiero. —Lo sé. —Podría vivir para siempre, sí, pero no querría respirar ni un solo segundo más si no puedo recordar lo que se siente al amarte.

Apenas desejo que este livro seja um manancial de luz, paz e amor para quem o ler através da melhoria da saúde evitando-se assim os bloqueios energéticos que originam doenças através das correntes mentais produzidas pelos sentimentos que se refletem no corpo espiritual ou perispírito e mais tarde no corpo físico.

-... Pero ¿sabes en que pense todo el día ayer? un pensamiento que no me puedo evitar no importa cuan disgustado estoy contigo.-No.-Que tengo suerte porque la persona que no puedo sacar de mi cabeza, la persona que significa más para mi de lo que puedo soportar aun está viva, ella está todavía allí, y esa eres tu.

Se equivoca; las mujeres necesitamos otra información sobre un hombre como ése. No conocemos la calidez de su voz, si conversa mirando a los ojos, si su abrazo nos hace sentir pequeñas. A una mujer no le interesa un hombre que necesita ser rescatado. Como empleado, tal vez, concluye, pero para amar a un hombre, el alma buena es lo de menos.

Todo lo que oyes o ves o tocas o hueles está ligado a una historia, una historia que yo puedo contarte. Si dices «beicon», puedo contarte una historia. Si dices «nieve», puedo contarte una docena de historias distintas. Eso somos: una serie de historias que hemos compartido, que tenemos en común. Eso somos el uno para el otro.