Miradas que se encuentran. Ojos castaños que de pronto se convierten en planicies cósmicas que uno recorre a velocidades superiores a las de la luz, con rumbo desconocido. Es el momento cuando todo encaja, todo cae en su lugar y uno piensa que jamás pudo haber sido de otro modo. Ese instante, en fin, en que el escalofrío, la sorpresa, la interrogación se convierten en certeza, certeza absoluta.Esta mujer venía a trastornarle el mundo.

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